Retenciones cero: enojo de los farmers, calentura de los chacareros argentinos

«Me putearon en colores», fue la frase que lanzó en una entrevista radial el titular de la Arca, Juan Pazo, al contar lo que le decían en los chats de productores agropecuarios que comparte por tener campos en Entre Ríos. El funcionario, que siempre estuvo ubicado por encima del responsable de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación en materia de política agropecuaria, sigue teniendo injerencia en la vinculación de esa área con el ministro de Economía, Luis «Toto» Caputo.
Pero volviendo a los WhatsApp, el termómetro que marcó el ánimo de los productores fue justamente el del enojo luego de que el Gobierno anunciara una ventana de retenciones cero, que se encargaron de aplaudir, pero que en un abrir y cerrar de ojos ya se había terminado. Algunos todavía estaban aplaudiendo.
Es que el anuncio de retenciones cero fue hasta el 31 de octubre o hasta acumular 7 mil millones de dólares en declaraciones juradas; lo que ocurriera primero. Las exportadoras regaron de declaraciones juradas por millones de dólares y en menos de tres días se completó el monto y allí se cerró la ventana. Cuando muchos productores estaban analizando si vender o no, la oferta se había terminado. De allí los mensajes a Pazo y la bronca manifestada en las redes sociales.

Lo que en realidad supieron finalmente es que la medida no tenía nada que ver con favorecer a los productores, que eran en definitiva convidados de piedra en la estrategia. Lo que hubo fue un acuerdo entre el Ministerio de Economía, en el que Pazo fue un actor central, y las cerealeras para incorporar un flujo fuerte de dólares que terminara con el clima enrarecido con que habían terminado los mercados una semana atrás; obligando al Banco Central a vender más de 1.000 millones de dólares en tres días. Ese viernes, todo fue incertidumbre y, especialmente, dudas de cómo continuaría el derrotero. Fue un fin de semana vertiginoso plagado de rumores. Pazo aseguró que a las 2:30 del lunes le puso punto final a la resolución que abriría el plazo de retenciones cero, que se anunciaría poco antes de las 8. La jugada era fuerte; para algunos, a todo o nada. Por eso nunca fue una medida pensada en los productores; nació de una necesidad extrema del Gobierno. Y había un solo sector capaz de aportar lo que el Ministerio de Economía necesitaba: las exportadoras.
Ese movimiento audaz se completó con la visita de Javier Milei a los Estados Unidos, donde el Gobierno encontró un respaldo inédito. Fue el secretario del Tesoro, ahora el famoso Scott Bessent, el encargado de apuntalar la gestión económica del tándem Milei-Caputo a puro tuit. Primero dijo que Estados Unidos haría lo necesario para respaldar a la Argentina y eso fue un soplo a los nubarrones que se habían instalado en el mercado financiero donde todo era caída. Luego llegó el compromiso de un apoyo en dólares, que terminó de cambiar el humor reinante apenas días atrás. De esto último todavía no hay demasiados detalles ni avances, pero por ahora no hacen falta. Bessent se vistió de curandero y sólo de palabra logró alejar la tormenta.
Pero no le resultó gratis al funcionario de Donald Trump. Porque detrás de la ayuda a la Argentina, los que pusieron el grito en el cielo fueron los farmers norteamericanos. Los productores del medio oeste se quejaron porque la Argentina, con retenciones cero, es mucho más competitiva en soja que el propio Estados Unidos. Eso hizo que los buques chinos, que normalmente a esta altura del año van camino al norte del continente a cargar, desviaran buscando Rosario. Fueron unos 20 que decidieron cambiar de rumbo y comprar granos argentinos. Esos reflejos chinos también levantaron sospechas. ¿Fueron parte de las negociaciones entre el Gobierno argentino y las cerealeras? ¿Conectaron las exportadoras con Beijing?
En las últimas horas incluso se hizo viral una imagen del celular de Bessent recibiendo un mensaje, supuestamente de la secretaria de Agricultura norteamericana, trasladándole las quejas de los farmers. Por eso no fue inocente que en el mensaje que difundió por redes sociales el secretario del Tesoro el martes se leyera la necesidad de poner fin «a las exenciones arancelarias a la exportación de materias primas argentinas». Algunos quisieron interpretar cosas que el mensaje no decía; pero repasándolo era bastante claro. Seguramente Bessent estaba enviando una señal hacia adentro de su país en el texto que hablaba sobre el respaldo a la Argentina.
Ya sin retenciones cero y mientras los productores intentan aplacar su malhumor, en Argentina algunos movimientos empiezan a observarse con detenimiento, como el cepo impuesto para quienes compran dólar oficial y que desde ahora no podrán operar con los financieros por 90 días. Caputo busca desactivar el llamado «rulo». En paralelo, en el mercado aseguran que el Tesoro compró más de 1.200 millones de dólares aprovechando la baja que alcanzó esta semana la moneda norteamericana -o el fortalecimiento del peso, en realidad- provocada por las señales de EEUU y por el fuerte ingreso de divisas de los exportadores. ¿Son medidas que están en el acuerdo alcanzado con Trump y que empiezan a hacerse efectivas? ¿Habrá más cambios en los próximos días? Sólo hay una certeza: el modelo económico deberá recibir un service para evitar desembocar en otro viernes como el pasado. Lo que resulta poco probable es que sea antes del 26 de octubre.
