Bio4: del etanol al bioplástico y con una inversión en marcha para ampliar 25% su producción

Comenzó siendo la primera planta productora de etanol a base de maíz en Argentina. Sumó generación de energía eléctrica renovable con digestores; alimenta un feedlot con burlanda, un derivado del etanol; elabora aceite para combustibles de segunda generación y ya piensa en los bioplásticos

Aquella aventura de los 26 productores maiceros de la zona de Río Cuarto que quisieron dar un paso más en su producción y comenzar a industrializar sus granos es hoy una realidad mucho más diversificada que lo apuntado en el boceto inicial.

Los granos ya no viajan a puerto sino que ingresan a la planta de etanol que fue la primera de su tipo en Argentina. Pero a partir de esa unidad productiva, muchos otros desprendimientos satelitales se fueron multiplicando. Primero fue la producción de energía renovable a partir de un digestor montado en un lote enfrente a la etanolera. Ese primer “hongo” tuvo después una multiplicación que potenció el surgimiento de Bioeléctrica. Pero la nave nodriza también produce burlanda, que es la parte sólida del maíz, rica en proteínas, que se conoce como burlanda y que sirve de base alimentaria para los animales del feedlot llamado Bio5, también montado a pocos metros del complejo central. A su vez, a los biodigestores que producen gas que va a un motor para generar energía eléctrica, llegan desechos del feedlot, vinaza de la etanolera y una base de silo de maíz. El desecho del proceso es biofertilizante que vuelve al campo donde va a crecer el nuevo cultivo de la próxima campaña agrícola, para que el circuito vuelva a iniciarse.

Pero no es lo único, porque Bio4 produce aceite de maíz que busca ser parte de los biocombustibles de segunda generación que podría tener como destino a los aviones y se suman proyectos para bioplástico, con la idea de ingresar al mercado del packaging.

Tomás Belmonte, gerente general de la empresa, pasó por Maizar y contó los detalles del proceso que recorrió el grupo de productores maiceros hasta llegar a la foto de hoy, pero especialmente anticipó cómo imaginan la película de mañana.

El directivo de la empresa recordó que Bio4 fue fundada por Manuel Ron y Marcelo Otero, desarrolladores de un modelo asociativo que en 2006 fructificó, con 26 productores asociados, en la primera planta de bioetanol de maíz en la Argentina. La planta transita su décimo tercer año de producción de bioetanol y hoy tiene una capacidad de procesamiento de 350.000 toneladas de maíz, que una nueva inversión la ampliará un 25% el año próximo. 

En el ínterin, fue estudiando modelos de energía y avanzó con el biogás, que se complementa con el bioetanol para entregar energía renovable y bioproductos, como los biofertilizantes. Además, la empresa hoy produce y exporta tecnología con Bioeléctrica, para empresas que tienen materia prima orgánica y/o necesidad de abastecimiento eléctrico para diseñar sus proyectos de bioingeniería. “Ya hay 9 proyectos de terceros en que Bioeléctrica acompañó con know how, puesta en marcha y asesoramiento técnico de plantas de gas”, contó.

El desarrollo de Bio4 incluyó también la ganadería, una “integración natural” ya que uno de los coproductos del bioetanol, la burlanda, se transforma en proteína animal en feedlots. Además, la empresa prolongó la ruta de la descarbonización con la creación de Carbon Neutral Plus, una startup digital, un concepto más “desmaterializado”: know how, activos ambientales, bonos de carbono y certificados de energía renovable que permiten a las empresas gestionar su huella de carbono.

“Tenemos un modelo circular de producción. Entendemos a nuestra biorrefinería como una aplicación innovadora de tecnología para transformar materias primas en los productos y servicios que la sociedad demanda: energía y alimentos. Es un concepto que fue evolucionando, con la mirada de generar valor en origen, con mucha tecnología e inversión”, dijo Beamonte. “Cada litro o unidad de energía de etanol que sustituya a las naftas genera 75% menos de emisiones”, precisó el ejecutivo. Otro coproducto es el aceite técnico de maíz, para biocombustibles de segunda generación, de creciente demanda para la aviación. 

En ese modelo circular, hoy Bio4 abastece el 1,4% de las naftas del país con 140 millones de litros de etanol, despacha unas 350.000 toneladas anuales de burlanda a feedlots y tambos, 5.000 toneladas de aceite técnico de maíz y genera 6,6 MWh de energía eléctrica, equivalente al 10% del consumo de Río Cuarto, con sus casi 200.000 habitantes.

El biofertilizante se usa en 20.000 hectáreas y se ahorran emisiones. El equipo lo integran unas 200 personas, de las que 60% son profesionales, 25% mujeres y hay un 9% de “rotación interna”. El valor de lo que producen “transformado y comercializado duplica el valor del maíz que se compra en la zona”, dijo. Así, se controlan emisiones, se cuida el agua, se agrega valor en origen, se genera empleo calificado y se cuida a cada miembro del equipo. El bioetanol, abundó Beamonte, acompaña la rotación de cultivos que facilita el maíz y su escala y competitividad genera ahorros al consumidor. 

“Nos imaginamos creciendo en bioetanol carburante, con crecimiento en el corte, autos con motores flex y también es posible aumentar la penetración de la burlanda en las cadenas ganaderas”, dijo Beamonte. También ven oportunidades en minería e industria naval, pues el bioetanol “es muy escalable y muy competitivo, atributos muy importantes para barcos y grandes camiones mineros”. Y otra ruta, dijo, es la generación de bioplásticos, para mejorar la huella de carbono en el packaging.